“La idea es que la gente venga y se ría mucho -me gusta cuando a la salida del teatro me dicen: ‘me duelen los cachetes de tanto reírme’-. Es lo que intenta el show, en este momento particular, si bien en la Argentina siempre estamos en un momento particular”.
De entrada Dalia Gutmann lanza la consigna de “Tengo cosas para hacer”, el unipersonal con que sube hoy a las 21 al escenario del teatro Alberdi (Jujuy y Crisóstomo Álvarez).
- ¿En este show salís del stand up puro?
- Hice muchos años “Cosa de Minas”, un show sobre todo de stand up, el género que sé hacer y que me gusta. Este vendría a ser una continuación, pero con más desafíos porque canto y bailo; hay luces, vestuario y escenografía. Me animé a explorar el mundo del teatro.
- ¿Cómo recibe el público estos cambios?
- En general todo es para generar risa. Los que nos dedicamos a esto todo el tiempo estamos midiendo si la gente se ríe o no se ríe. Y no es que quiero que digan que canto bien sino que se rían. Me meto en terrenos no habituales como, por ejemplo, una pequeña comedia musical. En un show de humor una pretende que la gente se ría, y no puede obligar a la risa. Eso sucede, o no. Yo salgo de las funciones muy contenta y agradecida: hay algo que se da mucho con el show anterior y con este que me encanta: las mujeres que me dicen ‘me voy queriéndome un poco más a mí misma’. Para mí es síntoma de que logré mi cometido.
- ¿Tu propia vida te da el texto? ¿Qué temas tocás?
- Creo que los que escribimos, pintamos o actuamos nos inspiramos en lo que nos pasa día a día. No hablo de cosas fuera de lo cotidiano. Hablo del vínculo con mi madre, con mi hija, con la culpa, con las redes sociales, los cambios de humor, el vínculo con el cuerpo... son temas que nos atraviesan a todos, vivas acá o en la China.
- ¿Cómo construís el humor?
- Hay una diferencia muy grande entre el show anterior y este porque aquel fue creciendo y a este lo estrené todo armado. Los que nos dedicamos a esto tenemos que tener una gran tolerancia a la frustración porque el humor se construye con prueba y error, a diferencia de otros géneros en los que a lo mejor no te enterás en la función qué le pasó al público. La exposición al principio es mucha, pero después con las risas te vas guiando.
- ¿Te identificás con algún referente de acá o del exterior?
- Soy muy como un poquito de todo eso. De todo lo que veo, siempre hay algo me inspira, pero nunca tuve una sola referencia como para citar.
- ¿Pensás que vas a seguir en el unipersonal o te sumarías a un elenco si se diera?
- No sé. La vida te va sorprendiendo todo el tiempo, y quizás ahora te digo, no, toda la vida quiero hacer esto, y quizás en un año entro en un elenco. Soy bastante impredecible. Me dedico a esto desde 2005, me gusta, o disfruto, me imagino hasta viejita haciéndolo, pero no sé qué me deparará la vida.
- ¿Cómo te llevás con apps y redes sociales?
- Me gustan las redes sociales porque vengo de una generación que sólo veía cuatro canales de TV. Me parece muy democrático que cualquier persona que tenga una buena idea llegue a mucha gente. Me encanta que me sigan, pero mi principal fuente de comunicación es el teatro. Es una de las pocas actividades que no es on demand. Somos un grupo de personas en un mismo lugar viviendo el momento, y eso es mágico desde tiempos inmemoriales.